top of page

Ryuichi Sakamoto

  • Foto del escritor: Irene
    Irene
  • 1 oct 2019
  • 1 Min. de lectura

Se dice vulgarmente que una película es buena si pasado un tiempo nos vienen a la cabeza imágenes esporádicas de ella. Esto es exactamente lo que me ha ocurrido con el documental de este artista. He de reconocer que al inicio no me resultaba demasiado atractiva la idea de contemplar cómo era el proceso artístico de un artista en su estudio, a modo de largometraje. Supongo que me remitía al concepto de vídeo como documento de performance, esas grabaciones de artistas como Bruce Nauman en las que aparecían en pantalla andando por su estudio.

Por el contrario, nos encontramos un artista con una historia: su propia vida, sus rutinas, sus emociones, su pasión por las piezas de arte que crea, su manera de enfrentarse a su ahora sin olvidar su pasado.

Reflexionando acerca del porque de estás imágenes recurrentes semanas después de haber visto el documental, llego a la conclusión de que más allá de los casos o momentos concretos que se relatan, las imágenes y la música (por supuesto) que los acompañan, la composición estética, la lentitud con la que se narra... te envuelven, te llevan a su sala de estar, a ese día lluvioso, a ese estudio, te hacen empatizar... pero sobre todo te transmiten una tranquilidad a un nivel muy elevado. Emociona, porque aquello que relata no deja indiferente, pero el modo tan sosegado de hacerlo evoca paz, delicadeza y fuerza al mismo tiempo, hasta en las situaciones más extremas.

Puede que sea esto lo que aún hace interrogarme,la actitud. La delicadeza y profundidad, o falta de ella, con la que respondemos a la vida, con la que hacemos arte


 
 
 

Kommentare


©2019 por log_irene. Creada con Wix.com

bottom of page